lunes, 7 de noviembre de 2011

Jhonnyzadas: Osos en la profesión




Entre las primeras prácticas como estudiante de periodismo estuvieron las que hice en Radio Melodía, en el noticiero Cundinamarca al Día. El jefe de redacción, Jairo Humberto Rico, me asignó como fuente de información el sector sindical.

Básicamente, había que llamar a las centrales obreras  y al ministerio de Trabajo y recibir llamadas de líderes sindicales de las distintas empresas. Constantemente había noticias y muy de vez en cuando se presentaba la necesidad de salir a cubrir información en “vivo y directo”, término muy de moda hoy en día.

Una tarde, Jairo Humberto me dijo que me desplazara urgente a la Central de Abastos de Bogotá, ubicada el sur occidente de Bogotá, porque el sindicato anunciaría en rueda de prensa la hora cero para iniciar una huelga. Era una noticia importante porque dejaría desabastecida de alimentos a la capital.

El noticiero era de una hora de duración en cada una de sus tres emisiones. Así que contaba apenas con el tiempo límite para llegar al lugar de los acontecimientos empaparme del asunto y llamar de inmediato para entrar en directo al informativo de la noche.

Llegar al lugar fue muy difícil por la congestión. Así que cuando arribé a Corabastos disponía de apenas cinco minutos para hacer mi informe. Tan pronto llegué pregunté por el presidente del sindicato, pero estaba ocupado en declaraciones a otra emisora. Así que pedí que me llamaran a otro dirigente mientras me conectaba por teléfono con el noticiero.

Mi jefe estaba a punto de infarto y de inmediato me dio cambio, hice la presentación mientras se acercaba el entrevistado. Cuando lo tuve a mi lado y luego de presentarlo, le lancé la primera pregunta:

-         Buenas noches,    ¿Habrá huelga a partir de mañana?

-         Bubbububuennnnaasss nooooonoochhesss. Me llaaaaammmmoooo Juuuuuuaannnnnn Peeeeereeeezzzz…….

No lo podía crear. Increíble que mi suerte fuera tal que el entrevistado resultara tartamudo. ¿Qué hacer? Lo único que se me ocurrió fue dejarlo al auricular y hacerle señas para que siguiera hablando, mientras iba a buscar otro dirigente.

Cuando regresé, el entrevistado me entregó el auricular y al acercarlo a la oreja se escuchó el tradicional sonido que indica que la comunicación se cortó. Apresurado marque a la emisora y pasó Jairo Humberto, me dijo algunas gruesas palabras y me anuncio  que pasaría a la historia por entrevistar para radio a un señor con deficiencias en el habla.

 Una entrevista con pan caliente

Tenía que entrevistar al entonces director del Instituto de Desarrollo Urbano, IDU, Isnardo Árdíla Díaz, en su oficina en la carrera séptima con calle 21, en la sede de la Empresa de Teléfonos de Bogotá.

La secretaria me dijo que su jefe estaba muy ocupado y que si quería podría darme una vuelta y regresar en unos 20 minutos. Le respondí que me quedaría leyendo el periódico. Estaba en esas, cuando recordé que a pocos pasos se encontraba la panadería El Cometa, ah, esa delicia de pan francés me esperaba.

Decidí entonces ir hasta ese lugar a deleitarme. Con una gaseosa y pan caliente saboreé el manjar de harina de trigo y pedí otros panes más para llevar al periódico en el que trabajaba.

Regrese a la oficina del IDU y de inmediato me hicieron pasar a la oficina del gerente. Saludo protocolario y mientras hacia una corta exposición del motivo de la entrevista  note que el funcionario olía y movía la nariz como buscando algo a punta del olfato.

Me disponía a hacerle la primera pregunta cuando me interrumpió:


-- Periodista, usted tiene pan escondido?

-         Si doctor, de El Cometa, por qué?
-         Mire no puedo concentrarme oliendo nada menos que pan francés. Así que invíteme a degustar y yo pido que nos traigan café. ¿De acuerdo?

Fue la primera y última entrevista que hice con un interludio para tomar medias nueves. Creo que esa también fue la única ocasión en que un directivo cayó sin más en la tentación de un pan caliente camuflado por un periodista despistado.