Cierto día al llegar a mi hogar, mí entonces esposa, me recordó que era día de sacar la basura. Como de costumbre, andaba con un hemisferio cerebral en la luna y con el otro en la tierra, así que solamente escuché parte de la frase.
Efectivamente fui al patio y para mi sorpresa encontré varias bolsas de basura, algo inusual para el promedio de desechos que diariamente producíamos dos adultos y tres niños. Pensé que lo más seguro era que mi mujer había estado haciendo una limpieza profunda, o sea, que botaba muchas de las cosas que se van acumulando sin ningún sentido.
Hice tres viajes, pues las bolsas eran grandes y pesaban. Así que solamente podía sacar de una en una.
Cumplida mi labor, fui a la cigarrería que en ese entonces teníamos y que quedaba en el primer piso. Estuve ahí colaborando con las ventas, ella me preguntó si había sacado la basura, le respondí afirmativamente, pero me olvide de manifestarle mi inquietud por la cantidad de bolsas que encontré.
A las 10 de la noche cerramos la tienda y subimos al apartamento que quedaba precisamente encima del local. Íbamos charlando, así que no miramos el arrume de basura que reposaba frente al edificio.
Dormíamos plácidamente, cuando unos gritos nos hicieron casi que levitar. Mi exesposa se asomó por la ventana que daba hacía la calle y preguntó con un grito:
- Jhonny, ¿usted sacó todas las bolsas?
- Respondí: Pues claro, ¿por qué?
¿Pero acaso no oyó cuando le dije que la sacara menos las tres bolsas grandes porque tenían ropa que ya estaba seca y que iba a planchar?
No pude responder. Estaba anonadado, sorprendido al ver cómo varios recicladores se retiraban con sus ruidosos carritos mientras uno agitaba un sostén y otro una de mis camisas. Ahhh y también iba la ropa de las niñas.....
jajajaja Totalmente cierto !!! Recuerdo y comparto mucho esta anecdota !! ahora acuerdate la del comedor en presidencia...
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