Trabajaba para la campaña presidencial de Virgilio Barco. Era el año de 1986 y de un momento a otro mis funciones periodísticas cambiaron. Ahora mi fuente sería el candidato contrario, Álvaro Gómez Hurtado. La recomendación principal fue: “Sígalo con mucha prudencia, que no se den cuenta que usted es de las toldas adversarias".
Luego vinieron las instrucciones: Ronde todas las actividades del candidato conservador por todo el país, tome fotografías desde diversos ángulos, haga cálculos del número de seguidores en sus manifestaciones, datos de quienes la organizan, personajes famosos que lo siguen, ponga atención a los discursos, grábelos y envíenos la versión. Tenga un archivo con los discursos transcritos.
Contaría con todo el apoyo económico desde la capital y si surgiera algún problema, el respectivo directorio político departamental, me ayudaría. El énfasis para el encargo profesional fue “total discreción”.
Mi estreno fue a los pocos días en Bogotá. El doctor Gómez Hurtado, presentaría en la noche un documental en la sede de una conocida aseguradora. Iría y haría el trabajo de campo. Muy sencillo.
Salí con anticipación de la sede política, tomé un bus hacia el norte de la capital, iba con un buen margen de tiempo. Aproveche y anote algunos puntos a tener en cuenta. Como cosa rara, hubo congestión vehicular y hasta allí llegó mi tranquilidad.
Cuando entré al auditorio, la película ya se proyectaba. Pensé en desplazarme atrás, pero incomodaba a los asistentes. De pronto, la voz de una señora me oriento y me dijo que a su lado había un asiento disponible. Me senté.
Terminó el documental, prendieron las luces del salón y también la de las cámaras de televisión que se acercaron al lugar en donde yo estaba ubicado, para entrevistar a la señora Margarita Escobar de Gómez, la esposa del candidato y la voz que a oscuras me sacó del apuro.
Al otro día al llegar a la campaña, uno de los asesores, me hizo señas para que lo siguiera a uno de los salones y me presentó muy serio: Señores, el es el periodista – espía que la campaña destinó para seguir al doctor Gómez Hurtado. Uno de los asistentes se paró y dijo: Pero nuestro espía sabe muy poco de pasar desapercibido, porque anoche lo ví por televisión, al lado de la esposa del doctor Gómez Hurtado.
Todos se miraron incrédulos. Después tuve que convencer a mi jefe que no habría problemas que cumpliría. Y así lo hice, pese a que casi todas las veces en las manifestaciones, desde la tarima, la voz del amigo Julio Cadena me saludaba: “Hola espía”, de que en varias ocasiones las hijas del doctor Álvaro Gómez fueron a mirarme, “muy intrigadas” y que de la campaña Gómez me llamaban a la de Barco para dejarme razón de las giras del candidato.
Ay Jhony!!! Qué sería de nuestra historia sin tus anécdotas :)
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